El relevo está oculto y a la vista.
No tiene nombre de varón. Quizás sí de mujer.
Es una flor.
Cultivada en terrenos rojo pasión, abonada de sur, creció; y cuando no pudo crecer más, siguió creciendo.
Rompió fronteras, arrancó parte de sus espinas, puso su polen para otras mieles. Y llegó adonde está.
Y, en silencio, agazapada en sus quehaceres, sin detenerse, se mantiene al acecho, preparada.
Nadie la planta en las quinielas. Y es la candidata. Oculta y a la vista.
Flor escondida en el puño que la sujeta, que por sorpresa dará el gran salto y continuará así con la expansión de su rosáceo califato.
(N´Babushas. Profeta)
El mushasho ha desatado hoy al animal político que lleva dentro.
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