¡Salta la burra la nube de la impaciencia!
¡Las tres y cinco!
¡¡No entra el fax!!
El gusanillo del hambre
rebusca en los escombros del amanecer
una miguita de pan,
un suspiro de café,
un resquicio de leche,
una gotita de miel.
Y atragantado en las entrañas del alba encuentra
un buenos días con cara de niño huérfano
perdido en un gran almacén.
¡Las tres y veinte!
¡Hambre y Asfixia!
¡¡Afaxga el fax y fáxmonos!!
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