Querida Carmen: Tengo 39 años y creo que estoy en el ecuador de la vida. Digo creo, porque puedo morir mañana, dentro de cuarenta años, una semana o incluso ahora mismo mientras escribo, si este corazón que me acompaña se decide a dejar de funcionar. 39 años y aún no he hecho mucho de lo que soñé allá por la preadolescencia. Como la mayoría de mis coetáneos. Por eso creo que estoy en el ecuador de la vida, de mi vida… ¡Porque aún queda tanto por hacer!
Querido 39.
Rebosas optimismo a raudales. “estoyenelecuadordemivida, puedomorirmañana”… ¿Esa es la actitud? ¿Esa es la actitud?... ¡Venga ya, so triste, más que triste! ¡Leoncio el León y Tristón! ¡Penas, que eres un penas! ¡Ay, qué penita de niño! ¡Venga ya!
“aúnquedatantoporhacer” ¡Esa es la actitud que quiero en mis leedores! ¡Hay que hacer! No deshacer, ni llorar porque “tengo39añosycreoqueestoyenelecuadordelavida” ¿Y qué? ¿Qué pasa, ecuador? ¿Te asusta algo? ¿Los años?: No desesperes vendrán más. ¿Te deprime el paso del tiempo?: Pasa del tiempo y de la depresión. ¿Vislumbras los primeros achaques en tu salud?: No te agobies, también vendrán más. ¿Que aún no has hecho las cosas que siempre soñaste y sigues soñando hacer?: ¡Qué pesadilla! Hazlas, aunque sea en sueños… Y si te sirve de consuelo, yo tampoco las he hecho, y aquí me tienes, como unas castañuelas. Eso es así.
Una cosa sí es cierta. Si no estás en el ecuador, te falta un cuarto de hora. Pero, ¿y qué? Lo mejor está siempre por llegar. Por ejemplo: A partir de los 40, todo pasa muuuuuucho más rápido. Cosa que si te fijas bien es una ventaja. Cuando te quieras dar cuenta, ya has pagado la renta, ya es verano otra vez, ya estás en la playa con los niños gritando y echándote arena en la tortillapapas, ya es Navidad, ya tienes que bajar el perro a pasear diluviando…
Anda, ¡pena, penita, pena!, pon un poquito de tu parte, y no malgastes el poquito tiempo que te queda, otros 39 ecuatorianos años por lo menos, en tontos lamentos.
Tu Asesoratodo (Advisesall) que te quiere
Carmen Udaca Laña
