Vas
sabiendo
sin saber
tropezando
con las torres
que se cruzan
en tu ajedrez.
Algunas las esquivas;
otras las derrotas;
con otras te compinchas, te enrocas;
y otras te hacen retroceder.
No desesperes.
Sólo es cuestión de esperar
la jugada precisa,
el movimiento perfecto,
el jaque mate triunfal.
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