Hay cosas que los puntos suspensivos no borran:
El aletear de unos labios,
de dos bocas,
de dos almas;
El oleaje azul de dos pelvis,
de dos cuerpos,
de dos almas;
El amanecer y atardecer
de dos miradas,
de dos mundos,
de dos almas...
Todo el peso del universo,
de principio a fin,
no puede borrar
lo eterno.
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